2013 YA ES VINTAGE

Caramba, cuanta cosa!!!
Esto es lo que me acuerdo, de la manera más sincera que puedo...
2013 arrancando con mucho champagne en Río, con mis papis, mi hermano y su flia, mis amigos de siempre. Besos y abrazos de Emi, quien vino a mi encuentro porque "es obvio que el año nuevo lo vamos a pasar juntos". Estar los dos en el balcón y decidir que íbamos a vivir juntos. No en mi casa, no en la de él. Que haríamos NUESTRA casa.
Vuelta a Buenos Aires y mucho trabajo. Productora nueva, MUCHA gente copada nueva. Los viajes en el 15 hasta Florida Oeste. Las mañanas editando con Ine y Leo hasta que empezaban a caer los demás. Los mini Jorgitos, los mates, los almuerzos con todos, las ensaladas comunitarias, La Parri, El Almacén y el timbre. Hacer un reality de peleas familiares. Escuchar del cliente "esto hay que prenderlo fuego". 
La búsqueda por la casa nueva: un ph de un conocido en Villa Ortúzar, otro ph lindo pero con poca luz en Villa del Parque, un lugar lúgubre por el puente San Martin...
Algunas discusiones de pareja, una con gritos y llanto para prometernos que eso nunca más pasaría. Mucho vino, lo suficiente para empezar a querer parar un poco con las copas demás. Cambiar, entre los dos, la palabra madurar por "mejorar". 
Volver para la segunda temporada de Milagros Decodificados. Reencontrar gente muy querida, reencontrar recuerdos. Conocer en la piel el modelo doblete de trabajo: mañana y tarde por un lado, tarde y noche por otro. Perder muchas reuniones familiares, muchos cumples. Disfrutar el tiempo libre con planes para la vida en común. Entender el verdadero significado del círculo virtuoso. Escuchar mucha música en el tocadiscos antiguo.
Idear una Villa Golondrina, nuestra casa pero para compartir con otras personas que quieran comer bien, hablar de cine y literatura, como la casa en Beccar de Victoria Ocampo. Encontrar una especie de depto-tipo ph-tipo casita en una terraza de Colegiales. Sentir que sí, que era, que sería. Negociar con la insoportable agente inmobiliaria, definir fecha de cierre con el propietario. No poder creer. Recibir el dibujo de Seel con nuestra "marca" el mismo día que todo se cerraba. 
Escapada a Río para festejar mi cumple allá después de seis años sin hacerlo y también para ir al casamiento de mi mejor amigo de toda la vida. Enterarme que fui la única del grupo que no fue invitada a ser madrina, porque la futura esposa es lo que en portugués se dice recalcada. Que mi amigo es un cagón, y fue incapaz de hablarme del tema antes. Llorar mucho, sentir un dolor tonto pero real, sentirme excluida. Ganas de no ir pero ir igual. Divertirme MUCHO en la fiesta bailando con Emi hasta, literalmente, tener que tirar los zapatos a la vuelta.
Volver a Buenos Aires con mis viejos. La tensión del día de firmar la escritura del depto. Caminar por el centro con dólares en las botas. Unos nervios de temblar. Nuestras dos familias juntas en un banco, gente que casi no se conocía abrazándose. Nosotros pensando que el hecho de que nos conociéramos hace menos de un año realmente no es la medida de nada. Menos de esta certeza.
Mudarnos solo una semana después de firmar. Limpiar mucho. Pensar en las futuras refacciones. Pinchar el caño de gas con el taladro. Agradecer a todos los dioses por haber salido vivos. Y pasar la semana de ola polar sin gas. Ir comprando muebles, más cosas para la cocina, frazadas. Enamorarnos de Iris, la panadería del barrio. Buscar un lavadero, un chino, una verdulería y una carnicería para ser fiel.
Enterarme que el mismo finde que nos mudamos también se mudaba mi papá y que ahora cada uno de nosotros cuatro, mamá, papá, Ale y yo vivimos en lugares distintos. Enojarme por las negligencias y egocentrismos de años. Sufrir, llorar, temer. Tratar de ver el lado positivo, desear el crecimiento. Apoyar la decisión.
Entrenar con frío y calor y correr los 21km de la media maratón de Buenos Aires. Emocionarme con mi primo Pablo en la llegada. Tener ganas de correr una maratón entera, soñar con el Cruce de los Andes, con las corridas que cuenta Murakami en su libro.
Emi yendo a La Plata a grabar. Mis primeras noches sola en nuestra casa. Extrañamiento mutuo y "por qué tardamos tanto para vivir juntos?".
Escapada mía de 4 días a São Paulo para el cumple del sobrino más chico. Sentir mucho orgullo de mi hermano y su esposa, como trabajan, como construyen familia, empresas de otros y negocio propio, dos máquinas de pensar y hacer. Sentir la familia - ahora oficialmente separada - unida y reunida en esos días. Entender que mientras cambian algunas cosas, otras no van a cambiar nunca. Que aún con separación nuestra unión no se deshace porque independiente de la nueva "configuración", seguimos teniendo todo para ser felices. Inspirar hasta el fondo de los pulmones la nobleza de ese vínculo.
Volver a Buenos Aires y terminar los dos programas, cortar con el doblete. Empezar un nuevo proyecto, otro reality, 12 participantes queriendo ser "el emprendedor del millón". Trabajar con gente nueva. Trabajar con gente falsa, complicada. Sentir como esas cosas me afectan. Al mismo tiempo, reconocer que también soy falsa cuando quiero quedar bien con todo el mundo, que tengo esta necesidad de siempre caer bien. No querer más eso. Empezar a buscar un término medio, mi autenticidad.
El corto de Emi empezando a ser seleccionado para los festivales. Ir de gira a Maipu, sentir una mezcla de admiración y celos. Ir también a Tandil, verlo a Emi subir en el escenario para recibir el premio del público y dedicándolo "a mi mujer que la amo". Los cachetes más colorados de mi vida y una sonrisa, definitivamente, de mujer.
Comprar la parrilla para el balcón. Y los sillones antiguos de hierro haciendo juego. Y muchas plantas. Ver que la plata desaparece pero que trabajamos mucho y de a poco logramos todo que nos planteamos. Invitar los amigos, la familia para compartir todo. Sorprendernos todos los días con el atardecer que se ve de cualquier lugar de casa.
Establecer un lazo muy estrecho con Geo, confiar plenamente en su terapia floral, en su pasión por lo que hace, en su conocimiento que solo crece. Confiar en su sonrisa y en sus ojos mágicos, en el poder de las palabras que intercambiamos cuando me voy a consultar con ella. Empezar a aprender lo que significa "mandatos limitantes". Entender que todos tenemos nuestro lado oscuro y que idealizar demasiado los eventos y las personas puede ser de lo más contraproducente para nosotros mismos.  
Empezar danza aérea. Sentir el dolor en las caderas, entrepierna, culo y etc generado por el arnés. Enterarme que ya era época de empezar a ensayar para muestras de fin de año. Querer escaparme "yo ni en pedo participo, vuelvo a probar con esto recién el año que viene"...pero ceder frente al poderoso acoso femenino de las chicas y de Javi, único valiente varón del grupo. Equivocarme mucho. Aprender que eso no está mal, que no me va a salir bien si hace tan poco tiempo que empecé. Reflexionar que siempre he sido una falsa perfeccionista, que si las cosas no salen "perfectitas" de una, invento excusas para desistir. No hacerlo esta vez. Participar de la muestra. Ser MUY feliz en el día del evento y entender que, realmente, la coreo fue lo de menos. Volar y volar.
Acumular una cantidad INCALCULABLE de subtítulos traducidos. Volver a tomarle el gusto al trabajo de traductora aunque no tenga el mismo estatus de "esto que hago se ve por la tele". Valorar la libertad que me proporciona.
Volver a la pileta libre por nostalgia y por los calores de la ciudad que inhiben las ganas de correr. Oler el cloro y sentir montones de recuerdos de mi infancia y adolescencia. Volver al rito malla-ojotas-gafas-gorra-planchita-pataleo-brazadas-vestuario con señoras zarpadas y adorablemente sinvergüenzas.
Pasar las fiestas en Buenos Aires. Pasar la primera Navidad de mi vida a lo "señora de", con "la familia de". Pasar el 31 de diciembre en nuestra casa, nuestra terraza. Recibir el que quisiera venir. Comer, tomar, bailar, reír. Festejar exactos 12 meses de "y si vivimos juntos?" y 6 de haber firmado la escritura. Pensar que el 2014 podemos hacer el doble, el triple.
Cansarme de ser princesa, de pensar en "para siempre", de inventar cuentos para mi realidad. Hoy es esto. Mañana no sé. Si quiero que sea, cuidarlo, mantenerlo. Si no quiero, cambiar y tratar de mejorar.
Sentir, todo el tiempo, un amor ENORME que crece cada día más. Por los que están cerca hoy, por las personas que hicieron parte de mi vida y siguen estando más presentes que nunca, por más incoherente que parezca. Por mi y por la vida que construyo y recibo.

interpretación perfecta de Villa Golondrina por Seel
(lugar del cual estaré hablando mucho MUY prontamente)
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